Inicialmente, son necesarias algunas consideraciones sobre la Filosofía de Seicho-No-Ie para el esclarecimiento teórico y práctico de su pedagogía – la Educación de la Vida.
Así, el Profesor Masaharu Taniguchi orienta su Filosofía de la Educación: “Mi filosofía propone, en primer lugar, un cambio total en la manera de afrontar la naturaleza del ser humano; es decir, enseña que es necesario dejar de considerar al ser humano como mera materia y comenzar a considerarlo un ser espiritual”. “(…) Seicho-No-Ie afirma que Dios está en nosotros y define a ese Dios interior como la perfección suprema que constituye la esencia de todo ser humano”. (TANIGUCHI, 1996)
El ser espiritual que somos está dotado de una mente y un cuerpo físico para vivir y actuar con su origen divino, aquí en el mundo físico. Por lo tanto, nuestra mente es la conexión perfecta entre nuestro espíritu (invisible) y nuestro cerebro (visible).
Su función es manifestar por medio de la mente y el cerebro los pensamientos que vienen del propio espíritu – así somos y estamos listos para vivir aquí, ahora. Pero, nuestra mente – sede de nuestras emociones obedece a una ley, llamada: Ley de Atracción de los Semejantes y hace manifestar, en nuestro cuerpo y en el ambiente en el que nos desempeñamos, los resultados de nuestros pensamientos, palabras y acciones positivos/negativos en el juicio de nuestro libre albedrío.
Estos resultados identifican, analíticamente, la ley de atracción, denominándola ley de causa y efecto/acción y reacción.
El profesor Masaharu Taniguchi aclara: “(…) Ustedes pueden dudar de que sea realmente posible una obra tan grandiosa como la realización de la felicidad de la humanidad solo estudiando la ley mental y practicándola en la vida cotidiana. Pero, Shakyamuni proclamó: “todo es manifestación de la mente”, y Cristo respondió a la pregunta de Nicodemo “La Verdad los hará libres”. La “Verdad” a la que se refiere Cristo es, en realidad, la ley mental que existe dentro de nosotros. El que conoce el principio del fuego, usa el fuego libremente; el que conoce el principio del agua, usa el agua libremente; y el que conoce la ley mental consigue la libertad de su destino”. (TANIGUCHI, 1993)
Cuando el Profesor Masaharu Taniguchi se refiere al mundo de la perfección absoluta creado por Dios, simplemente nos está enseñando la Verdad ya dicha por Sócrates, cuando habló a sus discípulos sobre el Mundo de las Virtudes; por Platón, que hablaba de ideas elevadas, porque procedían del Mundo de las Ideas; por Buda, quien logró separar este mundo de las oscilaciones de los hechos del bien y del mal en que vivimos, divulgando el mundo perfecto de la Imagen Verdadera; y por Jesucristo, que nos enseña a trascender este mundo fenoménico en el que vivimos, refiriéndose a que: “El Reino de Dios está dentro de vosotros”.
Según su definición: “La Educación de la Vida es una pedagogía que consiste en extraer del interior del hombre la Vida, que está dotada de un potencial infinito. Tradicionalmente se pensaba que “educar” era sinónimo de “llenar de conocimiento”, pero, de hecho, EDUCAR (que viene del latín EX-DUCERE) significa ‘conducir de adentro hacia afuera’ (…)” (TANIGUCHI, 2011)
La Vida, con mayúscula, se refiere a la Vida de Dios en nosotros, los seres humanos y en todos los seres vivos. Conducirla de adentro hacia afuera a través de nuestros pensamientos, palabras y acciones positivas, estando alineados con la ley mental, constituye la metodología intrínseca y metafísica aplicada.
Notamos que es pertinente a su línea pedagógica con la Ley de Directrices y Bases de la Educación Nacional (LDB/1996), cuando se desea que el profesor sea un facilitador en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Para eso, es necesaria una aceptación subjetiva, por parte del profesor, de que el alumno tiene la capacidad de aprender y, por tanto, facilitar esa manifestación al mundo exterior con sus recursos didácticos. Estimular esta capacidad y llevarla a cabo correctamente constituye, para el autor, la finalidad de todo el proceso educativo.
Edgar Morin (antropólogo, sociólogo y filósofo francés), define así a los errores, la ceguera del conocimiento (los errores de la razón): “La racionalidad es la mejor protección contra el error y la ilusión. (…) La verdadera racionalidad, abierta por naturaleza, dialoga con lo real que se le resiste. Opera el incesante ir y venir entre la instancia lógica y la instancia empírica; es fruto del debate argumentado de ideas y no la propiedad de un sistema de ideas. El racionalismo que ignora a los seres, la subjetividad, la afectividad y la vida, es irracional. La racionalidad debe reconocer la parte del afecto, del amor y del arrepentimiento. La verdadera racionalidad conoce los límites de la lógica, del determinismo y del mecanismo; sabe que la mente humana no puede ser omnisciente, que la realidad encierra misterio. La racionalización es cerrada, la racionalidad es abierta. La racionalización se cree racional porque constituye un sistema lógico perfecto, basado en la deducción o la inducción, pero se fundamente en bases mutiladas o falsas y se niega a responder argumentos y a la verificación empírica. La racionalización se alimenta de las mismas fuentes que la racionalidad, pero es una de las fuentes más poderosas de errores e ilusiones. De esa manera, una doctrina que obedece a un modelo mecanicista y determinista para considerar el mundo no es racional, sino nacionalizadora”. (MORIN, 2000)
Como Edgard Morin, varios autores ya atestiguan la necesidad de tener en cuenta los aspectos subjetivos en el proceso educativo, evitando que comprometan el aprendizaje, ya que la emoción es más fuerte que la razón. Y, ¿por qué no los aspectos espirituales metafísicos en la solución, cuando la reflexión, la meditación, la oración calman y silencian la mente, de modo que el espíritu va más allá de la inteligencia humana, revelando la sabiduría del hijo de Dios en nosotros?
La Educación de la Vida alineada con la pedagogía tradicional se basa en los avances de la Ciencia Mental y resulta en la formación del ser integral debido a la comprobación de la fuerza del pensamiento, la mente y su ley, que influye en nuestras actitudes y decisiones vivenciales.
El Profesor Masaharu Taniguchi advierte sobre la teoría y el hecho: “Se puede cambiar la teoría, pero no el hecho. Por tanto, el hecho está por encima de la teoría o, en otras palabras, es más poderoso que la teoría. La naturaleza divina del ser humano es un hecho, no una simple teoría”. (TANIGUCHI, 1994).
“Si conoce la Ciencia Mental y se convierte en integrante del quinto reino, sabrá que la paz interior mantiene la paz exterior. Con control emocional y mental en la vida, su Vida estará dinámicamente equilibrada y podrá armonizarse con las personas y situaciones sin ningún tipo de fricción o tensión. Esta es una prueba clara de la dinámica mental”. (TANIGUCHI, 2012)
También considera que “el método educativo para la formación del hombre verdadero, consiste, de hecho, en la educación de los adultos. (…) Para educar bien a los hijos, primero debemos orientar a los padres. La influencia del pensamiento de los padres sobre los hijos es grande”.
Parámetros en la aplicación por adultos – padres/profesores: La educación por proyección ocurre por: poder sugestivo de la palabra; visualización por los padres/profesores; empatía – los demás y yo somos uno.
– Poder sugestivo de la palabra: “La influencia del pensamiento de los padres sobre los hijos es grande”. (TANIGUCHI, 1984)
Los adultos influyen en los niños y adolescentes, a través de la palabra verbalizada y escrita en una valoración del 5%; y, pensada y en actitudes fisionómicas en un 95% en proporción a la receptividad mental.
– Visualización: visualizar es crear: “El objetivo de la Educación de la Vida es extraer la naturaleza divina, la naturaleza búdica, la capacidad y la perfección infinitas que existen en el interior de los niños”. (KANUMA, 1999). Ver siempre el aspecto verdadero intrínseco de hijo de Dios.
– Empatía: los demás y yo somos uno – en razón y emoción: Ejemplo del gran educador y psicoanalista inglés Alexander Neill. Él dice: “Algunos niños, cuando reciben castigo por una falta y están muy resentidos, vuelven a los hábitos de la época en que aún eran bebés, comenzando a chuparse el dedo, a orinar en la cama, etc.”. Él observó que (…) “todos los problemas que se manifiestan en el niño, como enfermedades físicas, irritabilidad, tristeza, bajo rendimiento escolar, etc., son reflejos del estado mental de los padres”. (TANIGUCHI, 1990)
– Concentración mental: “Visitando escuelas primarias y asistiendo a clases, pude comprobarlo personalmente. Constaté que los niños que escuchan las palabras del profesor y lo miran con expresión seria son los que tienen la mente atenta y presentan un buen desempeño escolar”.
“Qué descuido el de los padres y maestros que, a pesar de desear la mejora del desempeño escolar de sus hijos o alumnos y saber la relación entre la capacidad de concentración y el buen desempeño escolar, se empeñan solo por imponerles una pesada carga de estudios, olvidándose de enseñarles la práctica de la concentración mental”. (TANIGUCHI, 1990)
La concentración mental es un proceso psíquico que consiste en enfocar voluntariamente toda la atención de la mente en un objetivo, objeto o actividad que se está realizando en el momento, dejando de lado todos los hechos que puedan interferir en la atención.
Aún así, permite que la intuición y la inspiración ocurran en el aprendizaje, siendo manifestaciones independientes de nuestra voluntad, nuestro control. Teniendo en cuenta que, si prestamos atención a una parte de un determinado tema o incluso a un tema en estudio y, automáticamente, percibimos la comprensión del todo, es porque nuestra capacidad intuitiva se activó por la razón en la conclusión a la que podemos llegar.
Además, la asiduidad de tener concentración mental en lo que se propone hacer o estudiar, proporciona una inspiración que ya es independiente de cualquier razonamiento o análisis, simplemente ocurre y aclara en nuestra mente la imagen total de hechos o situaciones. Son ejemplos de grandes obras artísticas y descubrimientos científicos que solo podrían realizarse con inspiraciones provenientes del mundo espiritual.
“La Ciencia investiga la materia física en su estructura y organización de manera general. Pero, si no nos detenemos ahí y profundizamos cada vez más en las causas y orígenes de todas las cosas, se desarrolla en nosotros el “espíritu científico que llega a un mundo más allá de la ciencia”. En otras palabras, en verdad, “el sentimiento religioso”, siendo la manifestación del espíritu de búsqueda más profundo que el “espíritu científico”, lleva al hombre a buscar la Verdad más profunda. Podemos decir que el “espíritu religioso” es el “espíritu científico” en su mayor profundidad”. (TANIGUCHI, 1991)
En el contexto pedagógico, podemos considerar la práctica de la concentración mental para conseguir excelentes resultados en los estudios. Se concluye que, el aprendizaje es causa y la nota el efecto. Sin embargo, recordemos considerar al ser humano como un ser espiritual, es urgente que se aprenda y enseñe a los alumnos la concentración mental efectiva, por excelencia – la Meditación Shinsokán.
“Nuestra Meditación Shinsokán surgió con el propósito de permitirnos, a través de la concentración del pensamiento en nuestro Padre de la Vida, que nos unamos a la Gran Vida, para fusionarnos con ella, incluso en el estado carnal en el que nos encontramos; para que alcancemos el estado de armonía y libertad”. (TANIGUCHI, 2000)
– Satisfacción de los cinco deseos básicos del ser humano: Los padres y profesores siempre serán los ídolos de sus hijos/alumnos. Contribuir para que los alumnos se sientan realizados en sus deseos básicos es incentivar a que tengan una autoestima consolidada. Deseamos ser libres, útiles, amados, reconocidos y elogiados y, usando nuestra libertad para ser útiles al prójimo, la ley mental interactúa, en causalidad, para ser amados, reconocidos y elogiados.
La Educación de la Vida propone, en su pensamiento pedagógico, la experiencia de los valores ético-morales porque es educación espiritual, emocional y mental. Aliada de la ciencia común, se alinea con sus conceptos, prácticas y reflexiones, actuando positivamente en el aprendizaje y realización personal de padres y profesores.
Bibliografía:
Brasil, Parâmetros Curriculares Nacionais. Brasília: MEC, 1997, vol. 01, p. 40.
MORIN, E. Os Sete Saberes necessários à Educação do Futuro. Unesco: Cortez, 2000, pp. 22-23.
KANUMA, K. Educação do Filho de Deus, Volumen 1. São Paulo: SEICHO-NO-IE DO BRASIL, 1999, pp. 33-34.
TANIGUCHI, Masaharu. A Verdade, São Paulo: SEICHO-NO-IE DO BRASIL, 2012, Volume Suplementar, p. 32.
_______________. Revista Seicho-No-Ie – 1ª Publicação-Edição Especial, São Paulo: SEICHO-NO-IE DO BRASIL, pp. 07- 08, 1993.
_______________. A Verdade da Vida, Volume 08. São Paulo: SEICHO-NO-IE DO BRASIL, 2000, p. 27.
_______________. A Verdade da Vida, Volume 13. São Paulo: SEICHO-NO-IE DO BRASIL, 1984, pp. 19-25.
_______________. A Verdade da Vida, Volume 14. São Paulo: SEICHO-NO-IE DO BRASIL, 2011, prefácio.
_______________. A Verdade da Vida, Volume 25. São Paulo: SEICHO-NO-IE DO BRASIL, 1990, p. 79.
_______________. A Verdade da Vida, Volume 29. São Paulo: SEICHO-NO-IE DO BRASIL, pp. 107-108.
_______________. A Verdade da Vida, Volume 35. São Paulo: SEICHO-NO-IE DO BRASIL, pp. 121-123.