Dios, los antepasados y nuestros padres son los orígenes profundos de nuestra vida. Ellos viven en nosotros, solamente vivimos porque estamos en ellos. Esa es la Tierra Natal de nuestras almas, donde nuestros espíritus tienen su solidez, sus caminos y la fuente suprema de las alegrías. Vuélvete en gratitud con constancia y llega cada vez más profundo a esta sagrada tríada. Consagrar y reverenciar, en la vida cotidiana, a Dios, a los antepasados y a los padres, es la máxima misión de un alma que decide dedicarse profundamente al camino de la evolución infinita. ¡Muchas gracias!